Un escenario tan inmenso y espectacular como es el del Benidorm Palace, es difícil de llenar por una sola persona. Pocos artistas son capaces de encandilar a su público y dejarles sin habla como Paul Ponce, uno de los tres mejores malabaristas del mundo. Pero Paul Ponce lo consigue. De origen argentino, Paul nació en una familia de artistas de sexta generación. Ha viajado alrededor del mundo, especialmente por Estados Unidos, Europa y Asia, donde ha llenado escenarios y ha levantado al público. Su número es especial; es capaz de lo imposible, de sorprender, de emocionarte con sus malabares con siete bolos. Pero sobre todo, es capaz de hacerte sonreír. El espectáculo de Paul Ponce es único. Es imposible describirlo sin presenciarlo. Maneja a la perfección malabares con bolos, sombreros e incluso .. ¡pelotas de ping pong en la boca! Comienza con algo aparentemente sencillo para en pocos segundos convertir su número en algo cada vez más difícil, haciendo preguntarse al público: ¿Aún un bolo más? ¿Un sombrero más? ¡No puede ser! Por eso, el numeroso público de Benidorm Palace tarda poco en darse cuenta de la grandeza de lo que está presenciando. Basta un instante para quedar encandilado de este malabarista de vocación. Sin embargo su carisma reside no solo en su maestría, sino también en su cercanía con el público. Bajar del escenario de Benidorm Palace para situarse entre los asistentes, colarse entre las mesas a toda velocidad lanzando sus sombreros, bebiendo de una copa sin parar su número, antes que sus sombreros vuelvan, orbitando mágicamente de un lado a otro, es una experiencia increíble. Pocos artistas logran una comunión tan alta con su público. Por eso su retorno en la segunda parte del espectáculo ICONS es muy agradecido. ¿Con qué nos sorprenderá ahora? ¿Qué pelota, bolo o sombrero se sacará de la manga? Para quitarse el sombrero. La diferencia es que con Paul Ponce, el sombrero siempre vuelve.